罕见1794年铜版复制西班牙巴洛克画家苏巴朗作品/盖有皇家（？）印戳 Francisco de Zurbarán: La pastorcita; Santa Margarita de Cortona
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作者苏巴朗 Francisco de Zurbarán
出版社Bartolomé Vázquez
出版时间1794
版次一版一印
印刷时间1794
装帧其他
页数1页
上书时间2015-09-06
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La Pastorcita de Zurbaran grabado por Bartolomé Vázquez
Medidas de la mancha: 495mm (longitud); 290mm (ancho)
Autor del grabado: Bartolomé Vázquez (Córdoba,1749 - Madrid, 1802)
Autor del dibujo: León Bueno;
Artista reproducido: Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, 1598 - Madrid, 1664)
Fecha: 1794
Inscripción: Esta pintura simbólica, aunque llamada comúnmente la Pastorcita de Zurbarán, parece que representa una alma virtuosa caminando sin turbarse entre las asechanzas del vicio: es original de Francisco Zurbarán, natural de la villa de Fuente de Cantos en la provincia de Extremadura, Pintor de Cámara del rey Felipe IIII, grande imitador del Caravagio, y famoso por la propiedad de los paños; tiene de alto este quadro cinco pies de rey y siete pulgadas, de ancho tres pies y tres pulgadas y está en el Real Palacio de Madrid.
En las colecciones complutenses se conserva un grabado de Bartolomé Vázquez que reproduce la famosa obra de Zurbarán La pastorcita, [BH GRA 53] estampa que ha sido objeto de estudio de María Isabel Reviejo como trabajo para la asignatura La investigación en el Museo: inventarios, catálogos y análisis del Máster en estudios avanzados de Museos y Patrimonio Histórico-Artístico de la Facultad de Geografía e Historia de la UCM. Los alumnos de esta asignatura han realizado sus prácticas con fondos custodiados o conservados en la Biblioteca Histórica, dirigidos por los profesores Félix Díaz Moreno y Trinidad de Antonio [ver noticia] y han querido dar a conocer sus trabajos en Folio Complutense. [Seguir leyendo]
Esta estampa, de referencia zurbaranesca, fue grabada por encargo de la Compañía para el grabado de los cuadros de los Reales Palacios para dar a conocer la Colección Real. El cuadro, realizado entre 1635 y 1640, fue adquirido por Carlos IV para la Casita del Príncipe en el Escorial, y parece ser que fue una de las tres pinturas que regaló la reina Isabel II al segundo Baron Ashburton (1749-1802) De sus descendientes pasó a la National Gallery de Londres.
Bartolomé Vázquez, autor de la estampa en 1794 y miembro de la Real Academia de San Fernando desde 1785, participó en alguno de los más relevantes proyectos de la estampa ilustrada como la serie de la Compañía para el grabado de los cuadros del rey de España o Retratos de españoles ilustres. Destacó por la práctica del grabado a puntos denominado a la manera de Bartolozzi (1722-1815). Esta técnica, conocida desde el siglo XV, es un procedimiento de considerable lentitud que, mediante un cincel acoplado a un martillo, incide manualmente sobre la lámina de cobre. La variante de puntear el barniz protector sigue la técnica indirecta del aguafuerte, como es el caso de esta estampa. Dicho procedimiento crea un lenguaje autónomo en estampas caracterizadas por su suavidad y delicadas gradaciones tonales. Sin embargo, la dificultad y lentitud de la práctica hizo que no pudiera soportar la competencia de las técnicas pictóricas de grabado calcográfico y, sobre todo, de la litografía, desapareciendo del panorama del arte gráfico en el siglo XIX.
La legendaria virgen y mártir vivió en el siglo tercero del Cristianismo, en la ciudad de Antioquia. En su juventud decidió consagrar su virginidad a Dios y, tras negarse a contraer matrimonio con el prefecto de esta ciudad, fue torturada y encerrada en la prisión. Satán en forma de dragón intentó devorarla pero la santa con la cruz en una mano y las sagradas escrituras en otra, lo detuvo, resultando ilesa.
Las notables diferencias entre el lienzo y estampa pueden estar justificadas por las licencias que pudieron tomarse el dibujante -León Bueno-, o el grabador Bartolomé Vázquez. La pintura es una de las más bellas y logradas representaciones de santas entre las numerosas que Zurbarán realizó a lo largo de su vida. En esta obra se constata una gran habilidad en la captación de las calidades del vestuario que son tan verosímiles que parecen invitar a la comprobación táctil de sus diferentes texturas. Su rostro tiene no sólo la belleza, sino la fuerza, y su exquisita pose transmite una sublime discreción. A diferencia la santa en el grabado se presenta con un voluminoso vestuario, más rústico y humilde pero su pausado y selecto andar parece ostentar la tranquila confianza de un mártir de la fe. Detrás de ella está un tenebroso monstruo con el cuerpo de serpentina que, terminado en una doble curva caprichosa, dice mucho del artificio ingenioso del grabador. La figura resulta, en términos generales, agraciada y atractiva, llena de un encanto suscitado por la modestia de su actitud y por la delicada belleza que emana de su semblante expresión de pureza virginal.
(http://biblioteca.ucm.es/blogs/Foliocomplutense/8763.php#.Ves7JBHtmkp)
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